viernes, 3 de mayo de 2013

¿QUÉ ORATIZÓ A RANGEL?



LIBARDO SÁNCHEZ GÓMEZ*

A  cerca de ¿”Por qué se fue Alfredo Rangel de Semana”?    enero 13, 2011, escribe    Daniel Pardo: “…Años después, Rangel llegó como columnista a la revista Semana y, con eso, pasó de ser fuente de análisis a fuente de chistes y motivo de burla. ¿Qué le pasó a Alfredo Rangel? ¿Por qué se volvió tan bobito, tan insubstancial, tan ciego? ¿Qué tuvo que pasar en su cabeza para lograr desprestigiarse, solito, en los dos años que fue columnista de Semana? ¿Por qué lo botaron de Semana? Y el  estudiante se sigue preguntando: ¿”Les va mal a los conservadores en Semana? ¿Puede un columnista volverse malo y cambiar de perspectiva sólo porque cambia de medio? ¿Puede un columnista ser independiente, riguroso, sin ser militante y arbitrario”?  y profundizando sobre  la insania de Rangel, el mismo  Pardo,  anota que Juanita León en el   artículo titulado “El reencauche de Rangel” (2012)  “se preguntaba por las cagadas como columnista de alguien que en su momento fue uno de los expertos en conflicto más prestigiosos y de mayor credibilidad del país”.

Todo indica que tuvo que sufrir algún trastorno de conducta, pues no hay explicación posible para que un académico termine de escudero de un engendro del demonio como el narcoterrorista extraditable No. 82,  ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Al respecto Pardo agrega: “…a Rangel se le corrió una teja. Se volvió militante y partidista, pecados para un periodista y analista político”. Y León, el de Arco Iris, dice: “su rol (en Semana) se convirtió en defender al Gobierno del escándalo de la semana anterior, fuera éste los negocios de los hijos de Uribe, las chuzadas del DAS o, incluso, los falsos positivos.”

Anota Pardo que hasta el “genio”   Vladdo, en un artículo publicado en su blog, dijo que “los escritos de Rangel parecen dictados por Palacio, o dejan entrever alguna aspiración burocrática…Ni a José Obdulio, ni a J. J. Rendón les hubiera quedado mejor.” Y agrega que “…Rangel pagó haberse vendido de esa forma al uribismo fundamentalista, que defiende lo indefendible y su salida de Semana fue uno de los platos rotos”.

Recientemente el orate genio, refiriéndose a los diálogos en la Habana,   en el Espectador (abril 2013) repite como loro las locas  ideas de su sociópata mentor  Uribe: “…Ahora algunos ingenuos y otros calculadores, le quieren adicionar la repetición del inmenso error que fue aceptar la combinación simultánea de la lucha armada y la legal, como algo válido en una democracia”. Se tiene que estar chalado para afirmar tamañas sandeces, ¿a quién se lo habrá oído decir, escucha voces del más allá?

En sus delirios afirma Rangel que la guerrilla “hacía campañas políticas legales y participaba en elecciones en las que muchos de sus candidatos eran miembros o comandantes activos de frentes guerrilleros, y lo hacían con un partido político que abiertamente era una rama de la guerrilla”.  Su grado de locura es muy alto, pues cómo decir que en Colombia a un partido político, que está legítimamente inscrito en el Consejo Nacional Electoral, se le permite hacer proselitismo armado. 

Y da para pensar que se hace el loco, al afirmar: “…centenares de sus miembros cayeron asesinados, por la mencionada combinación de factores violentos que buscaban venganza”. Y, más aún, cuando dice tajantemente: “Es falso que esta matanza haya sido una política del Estado colombiano”. Se olvida de las condenas contra el Estado colombiano por parte de Instituciones internacionales por el genocidio cometido por agentes del estado contra los militantes de la UP.  Y cínicamente afirma que el Estado, “por aquellos mismos días, presenció impotente la matanza de miles de miembros del Partido Liberal y del Partido Conservador por parte de la guerrillas de las FARC y del ELN”. Sólo le faltó decir como José Obdulio, otro saca micas del terrorista Uribe, que fue la UP la exterminadora de colombianos. Claro que se queja: “…Dicho sea de paso, sin que la UP condenara jamás todas estas atrocidades”. ¿Qué tal la locura?

Para la mente insana de Rangel, “es absolutamente absurdo pretender que el Estado pida perdón, que le devuelva la personería jurídica a la UP y que, más extravagante aún, les devuelva sus curules parlamentarias y otros cargos de elección popular, como proponen algunos”.  Acá nos hace recordar a ese insuperable personaje del insuperable humorista político Jaime Garzón, Godofredo Cínico Caspa; qué votos ni qué votos, “bala… señores…”. Coincide en su fundamentalismo retrógrado con el procurador el talibán Ordoñez.

Rangel,  intenta, mal intencionadamente, mezclar  en la misma bolsa a la UP y a las FARC. No hace mención a que días atrás el vocero de las FARC en la Mesa de la Habana afirmó categóricamente, que ellos nada tenían que ver con la UP, pues si se llega a un acuerdo y se desmovilizaban, quieren guardar su memoria histórica, para lo cual formarían el Partido Político FARC-EP, reitero nada que ver con la antigua y nueva UP.

El  concepto de la combinación de todas las formas de lucha le producen miedo y cosquillas, como a toda la casta dominante; pero Él, como académico, sabe que en la Guerra Política, quienes quieren el poder, y cómo no lo van a querer las masas excluidas, tienen derecho a ello; acaso el Estado colombiano no acude a los peores métodos criminales (paramilitarismo, masacres, tortura, chuzadas)  para sostenerse en el poder. No obstante, la UP, se puede afirmar categóricamente, y lo digo sin haber sido militante, es uno de los pocos movimientos políticos, que en Colombia se ha conservado puro, pues ninguno de sus militantes, durante su vida política, disparó un solo tiro; ninguno de los  asesinados murió peleando, todos murieron desarmados y ni siquiera portaban una navaja Suiza.
   
Bien vale recordarle al columnista Rangel las palabras de Carlos Alberto Ruiz Socha (2008)  “La  casta política dominante no puede admitir  que existen  seres humanos que se indignan por la opresión y que más allá de tragarse tal indignación, deciden, sin importar un posible  fracaso, alzarse contra ese orden injusto y sus leyes”.  Por ello una oposición con alternativas reales amenaza la  llamada democracia burguesa, en palabras del fanático Rangel: “Destruye y corroe sus fundamentos y desmoraliza a la sociedad pacífica y civilizada (¿?)”. La interrogación es mía. Por lo que en su sentir y parecer merecen el justo castigo del exterminio físico y político.

*DMV. UN. MSc, economía. P. U. Javeriana. Profesor universitario.

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