Libardo
Sánchez Gómez*
Ad portas de la entrega de armas
y reinserción de las FARC ha venido quedando al desnudo la metamorfosis conceptual de su
cúpula negociadora. Abiertamente renuncian
a la revolución, en el futuro serán evolucionistas, y dejarán de lado la combinación de las formas de lucha, un
axioma marxista para transformar el modelo de producción capitalista, con votos
esperan retocar la cara salvaje del capitalismo. De
ahora en adelante lo intentarán a través de las urnas, solo que,
lamentablemente, el parlamento es el
sitio menos adecuado para lograr transformación social alguna. Eduardo
Galeano dijo que “si el voto sirviera
para algo la oligarquía ya nos lo hubiese prohibido”. Pero los dirigentes
sueñan con llegar a ser políticos exitosos, arrolladores en la
plaza pública, políticos victoriosos; en
palabras de Gabriel Ángel, el buen
político es “aquel que consigue un número aplastante de seguidores”. Claramente sus utopías serán otras, de ahora
en adelante, para acabar con la pobreza lo harán “creando riqueza”. Este ideal no está lejos de lo expresado por
Jorge Majfud, “Quizás por naturaleza los humanos siempre tratamos de proteger nuestro
optimismo, por poco que sea, negando la realidad y negando las consecuencias
negativas de nuestras acciones en nombre del progreso y de la supuesta
felicidad de ser ricos, que se sostiene sobre todo por el hecho de que por
norma general es una aspiración perpetua, es decir, una utopía individual,
renacentista” (Los universos paralelos. Resumen de la ponencia en Naciones
Unidas. 26 de mayo 2016)
Los amigos de los nuevos farianos
serán otros, parafraseando a Neruda, “nosotros los de entonces, ya no seremos
los mismos”, ni ellos tampoco. Sus
amigos no seremos los revolucionarios, pues para su gusto somos unos radicales “ultraizquierdistas”. Al respecto el revolucionario e intelectual
Isa Conde dice en su respuesta al camarada, espero que el término no le ofenda,
Gabriel Ángel, reconocido analista y vocero de las FARC, “…Gabriel
Ángel, por demás, conociéndonos, ha recurrido a un ataque desconsiderado. Apeló
sin rubor a la descalificación, a la estigmatización y al maltrato sin fundamento
de quienes asumimos sin vacilación la condición de aliados estratégicos de las
FARC en la lucha por la Patria Grande y del
socialismo de cara a aquellas
izquierdas, que al renunciar a la revolución y abrazar diferentes variantes del
reformismo y de las corrientes posibilistas (incluido el social pendejismo) se
empeñaron en excluirnos de sus foros”.
Son muchas las justificaciones
esgrimidas por la cúpula fariana para abandonar las armas, entre otras, “el clamor del pueblo”, seguramente será el
clamor de la “izquierda progresista” a quien la existencia de las guerrillas daña
su imagen de izquierdistas buenos, y por
la imposibilidad de derrotar a la oligarquía (¿derrotismo?) Dice Gabriel Ángel
en su análisis, “Podrá decirse todo cuanto se quiera del odiado imperialismo y
la malvada burguesía, pero mientras cuenten con la aquiescencia de unas
mayorías que, por la razón que sea, prefieran acogerse a su sombra en lugar de
combatirlos, por fuerte que griten los rebeldes o por ruidosos que sean sus
disparos, será imposible vencerlos” (Las
vías para la revolución y el socialismo aún siguen siendo exploradas. La Pluma de Gabriel Ángel. Julio 2016) Da entender el analista fariano que cinco
décadas de resistencia no tuvieron sentido. Olvida la cúpula que las
condiciones de asimetría de la guerra contra el Estado desde cuando Manuel
Marulanda empuñó la escopeta eran peor que las de ahora, y miren hasta dónde
llegaron ocho campesinos, hoy se dice que hay activos más de ocho mil
combatientes bien armados, con retaguardias casi inexpugnables. También, dice Gabriel Ángel que el triunfo de
David sobre Goliat es puro cuento, ya ni siquiera es una utopía. Pero, también, olvida que en todos los
enfrentamientos David ha salido victorioso, Corea del Norte, Cuba, Vietnam,
entre otros, así lo demuestran. Y se
nota en la cúpula de las FARC afán desmedido por concluir las negociaciones, el
tiempo por el que comienzan a transitar hacia su nuevo mundo es raudo y tenso contrario
al relajado de la guerra de guerrillas. Aquel era otro, los segundos
no eran rápidos ni lentos, apenas eran, y el futuro, como en la cosmogonía de
nuestros indígenas, el tiempo no iba hacia adelante. Para nuestros aborígenes amazónicos el futuro
va en la espalda, en el recuerdo, en la memoria. En las guerras de liberación
el tiempo no cuenta solo la historia. Y los
cincuenta y dos años de historia, por cierto victoriosa, de las FARC no son
nada. Tal vez, para la victoria final, se
requieran otros cincuenta años, y tampoco son nada.
La cúpula afirma que “Las
FARC nos transformaremos en un movimiento político legal, conservando nuestra
cohesión y unidad históricas, con todo el propósito de trabajar de manera
amplia con las masas de inconformes en Colombia, por el cumplimiento de todo lo
acordado en la Mesa de Conversaciones y al mismo tiempo por su profundización.
No hemos abandonado ni abandonaremos nuestras convicciones ideológicas y
políticas por la revolución y el socialismo”, buenas intenciones, pero se avizora una realidad distinta. Pero será casi
imposible conservar la anhelada
“cohesión y unidad histórica”, pues tan
pronto firmen los acuerdos cada uno tendrá que coger su propio camino. Y así
será simplemente porque aceptan reintegrarse a una realidad social, política y cultural ya construida, es decir,
al viejo statu quo inequitativo y excluyente sin modificación alguna. Según Isa
Conde, “un Estado, por demás, intacto en
sus estructuras y vocación criminal-represiva, bajo tutela e intervenido por un
imperialismo pentagonizado en mayor grado que antes”. La unidad y cohesión,
tampoco, serán posibles, pues como parte de un todo cada guerrero recibía sustento, protección e, incluso, educación
_sobre todo política_ Los campamentos
eran el paraíso proveedor de bienes. Nada
de eso en adelante podrá ser. Del paraíso
saldrán, por voluntad de la todopoderosa
cúpula, hacia el mundo de los mortales. Algunos
ex combatientes encontrarán trabajo,
pero la gran mayoría tendrá que subsistir como lo hacen sus familias, es decir, de milagro. En ninguna
parte del mundo ningún partido o movimiento político puede mantener a todos sus
miembros y/o adeptos. Pero peor, aún, es
lo que tiene que ver con la seguridad de los reinsertados, todo mundo sabe que sin
armas serán presa fácil de los ejércitos
de los terratenientes y empresarios del campo. El anhelo de convertirse en “movimiento
político legal” será traumático. Los farianos con armas o sin ellas serán
considerados “el enemigo interno”. Esa es una concepción que trasciende los
ámbitos domésticos, pues es impuesta por el imperio a todo el mundo. No olvidar
que el cuerpo militar está para hacer
cumplir los ucases imperiales, y éste sigue
intacto en número y talante.
La cúpula ha transmitido, no
dudamos de su buena fe, a las bases una visión demasiado optimista y
distante de la realidad acerca de las bondades de los
acuerdos pactados con el Gobierno. Claro que esa óptica incierta ha sido
captada por muchos de sus miembros lo
que ha llevado a que la unidad no sea tan monolítica como se cree. Una cosa piensa la cúpula y otra buena parte de
las bases guerreras. Es
sabido que algunos frentes se han apartado de dichos acuerdos y no se
reinsertarán. Un ejemplo, que nos da una idea precisa sobre el horizonte variopinto
de la visión que existe entre las bases
y la cúpula, lo encontramos en la
entrevista realizada por María Jimena Duzán a un grupo de guerrilleros del Bloque Oriental de las FARC. Pregunta
la periodista aun joven guerrillero, ¿“usted que va hacer una vez se
desmovilice”? Y el guerrillero lleno de dudas le contesta, “estaré listo para
hacer lo que la organización
decida…”. El guerrero, en su imaginario de luchador comprometido, deja entrever que
está convencido que apenas habrá un pequeño
cambio en el escenario. Él no cree que la obra ya terminó. La periodista le pregunta a una guerrillera,
también, muy joven, palabras más palabras menos, ¿cómo se imagina que se
sentirá cuando se reúna con su familia? La guerrillera presa de angustia contesta, “para mí algo que no puedo
definir”, y a renglón seguida expresa, que “sentirá mucha alegría, pero
también tristeza”, pues sus padres están lejos del paraíso en que ella vive en
un mundo plagado de hambre y miseria, en el que en adelante le tocará ir a sobrevivir.
Luego
entrevista al comandante “Mauricio el Médico”, la periodista indaga acerca de
cómo será en adelante el trabajo político, el comandante le expresa, ”...nosotros
somos marxistas, tenemos una idea clara de para dónde vamos”. Entonces, María Jimena les hace ver a los
guerrilleros allí presentes, que la cúpula guerrillera en La Habana maneja otro
discurso, en ese momento otro guerrillero irrumpe en la escena y acota, “… lo
que pasa es que ellos emplean otro
lenguaje, pero todos somos lo mismo…”. Después de escuchar las opiniones de los
guerrilleros de aquel Frente, los cuales invariablemente ingresaron a las filas
insurgentes, como es el caso de la mayoría, debido a la violencia y miseria
vividas en su entorno, nos sobrecoge una enorme desazón porque a los indomables luchadores por la libertad y la dignidad
les tocará volver al infierno del que
algún día salieron.
*Catedrático universitario.
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